lunes, 27 de octubre de 2014

No te vayas...

El viento movía con fuerza las olas del mar.
Yo estaba allí, sentada en aquellas rocas con las que el mar luchaba intentando arrastrarlas hacia dentro cada noche.
Mi pelo se revolvía debido al clima. No me importaba, simplemente quería estar sola, en ese lugar.
Abracé mis piernas con mis brazos y suspiré. Miré al mar, que se movía formando grandes olas.
El echo de haberme peleado con mi mejor amiga, me había dejado destrozada.
Mi móvil sonó, emitiendo la particular música de que un mensaje nuevo había llegado.
No quería mirarlo. No en este momento...
Una ola rompió contra las rocas en las que estaba. Otro mensaje llegó.
Decidí, a pesar de mi estado de ánimo, mirar de quien eran los últimos mensajes.
''Maddie - 2 mensajes nuevos. Toca para mostrar''


No quería verlos. Ella desde esta mañana ya no era mi amiga. Ahora que era de noche, tal vez se hubiera arrepentido de esa pelea. Pero era tarde, no pensaba perdonarla.
''Maddie - 3 mensajes nuevos. Toca para mostrar ''
¿Cuándo lo iba a entender? No quería hablar con ella.
''Maddie - 4 mensajes nuevos. Toca para mostrar ''
¡Mierda! Cogí furiosa el móvil. Estaba preparada para dejarle claro que ya no seríamos... amigas...
Maddie Lo siento, de verdad.
Maddie Por favor, esto era mejor así, si no, nunca me hubieras permitido hacer lo que voy a hacer. Si pensabas que ya nunca sería tu amiga, entonces no hubieras estado conmigo, y yo podría...
Maddie Yo ya no puedo seguir así, ya lo intenté otras veces pero me encontraron y detuvieron a tiempo. Ahora, ya no hay marcha atrás. No quería que me detuvieras. No es por ti, es que ya no puedo más. Eres la única que me ayudó en este mundo. Pero sólo tú. Me siento sola.
Maddie Por favor, no sigas enfadada conmigo, lo que dije no era verdad. Ahora si, adiós... te echaré de menos.
Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Cogí mi chaqueta, el móvil y salí corriendo entre la oscuridad de la noche a impedir que mi amiga hiciera lo que pensaba.
Lloraba, y mientras minúsculas gotas de agua comenzaban a caer, seguí corriendo.
No había estrellas en el cielo. La luna parecía mirarme con tristeza. Era como si todo mientras corría me observara, mirando como yo lloraba.
Resbalé con la lluvia y me caí al suelo. Con la cara rascuñada y la pierna dolorida, me volví a levantar y a seguir corriendo.
No podía dejarla... No...
Volví a caer. Iba a fallarla. Si no hubiera sido tan cabezota, hubiera leído sus mensajes antes tal vez hubiera tenido más tiempo...
Seguía llorando, la lluvia me empapaba y volví a levantame. Me tambaleaba, mis huesos estaban húmedos. No podía andar bien ni tenerme en pie. A trompicones, cojeando, volví a emprender mi corrida.
A lo lejos, vi el edificio donde vivía mi amiga.
Ella ya antes lo había intentado. Pero siempre la detuvieron a tiempo.
Al llegar al hotel donde estaba, aporreé el botón del ascensor para ir a la parte más alta, donde la gente veía las estrellas algunas noches, pero que al parecer hoy alguien la usaría para otra cosa...
Sin embargo, parecía que estaba estropeado.
Corrí cogiendo las escaleras. No me iba a dar tiempo...
Mi cuerpo estaba roto en pedazos. Mis pies resbalaban por las escaleras, mientras las subía de dos en dos, golpeándome contra la barandilla.
Al fin subí arriba, rezé porque ella estubiera aquí, porque si no nunca la encontraría.
Giré con las manos temblorosas el pomo de la puerta que daba a aquel tejado.
Al abrir la puerta, miré a mi amiga. Estaba de espaldas.
-Maddie... Por favor... -susurré.
Ella se volvió hacia mí, y me percaté de que llevaba un cristal en la mano.
Por su muñeca brotaba sangre a montones. Corrí hacia ella, maldiciéndome, con el corazón destrozado.
-¡No! - chillé. Ella cayó al suelo.
Apoyé su cabeza en mis piernas.
Tosió y me miró con dulzura.
- Gracias... Po-r ha...ber... sido... mi ami-ga to...do es-t... tiem- po... -dijo con voz ronca.
Nuestras lágrimas se juntaron. Era tarde. Besé su frente mientras ella cerraba los ojos.
Me abrazó debilmente y sonrió. Su cuerpo ya no se movía.
- ¿Maddie? - susurré. Empecé a moverla con angustia. La llamaba y chillaba su nombre, aunque sabía que ella no volvería a estar conmigo. ¿O sí? Sí, siempre la llevaría en mi corazón.
Siempre sería mi mejor amiga.

1 comentario:

  1. Que triste TT-TT
    la amistad es para siempre, tal y como lo relata tu libro
    Un beso!

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