Se hace la larga raya de ojo y pestañea con gracia.
Se acerca por la ventana y observa la gran noche estrellada. Hace frío, como mujer lista que es, observa los árboles mover sus ramas y hojas con agilidad.
Sale de casa mientras se pone el largo abrigo de piel, se coge de éste mientras camina y su cabello decide jugar con el viento.
No sabe cuanto tiempo pasa hasta llegar al local.
Entra y saluda al de recepción, él está acostumbrado a verla llegar feliz e irse triste.
La mujer se sienta en el mismo sitio de siempre y aparta la placa de reservado. Está todo preparado, una pequeña vela ilumina en el centro de la mesa.
Empieza el show de música en vivo, los músicos empiezan a tocar jazz.
Pasan bastantes canciones hasta que toca la madrugada, ella observa el reloj, lo extraña.
Imagina a su amado volver con su traje militar con una gran sonrisa.
Ella aún espera el día en el que él vuelva.
Ese siempre es el lugar de reunión, donde se volverán a encontrar.
O eso espera ella. Pues el de recepción sabe que el hombre ha muerto pero no dice nada.
Pero seguirá siendo el sitio de un reencuentro para ella.

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